El año 2010 lo iniciamos con un viaje a las islas Lofoten, Noruega, a 68 grados norte, sobre el Círculo Polar Ártico, en la misma latitud que Groenlandia o las partes norteñas de Alaska . Esta zona generalmente goza de un clima relativamente más suave que el resto del país debido a la circulación de la Corriente de Golfo.
Sin embargo, ya en el aeropuerto de Oslo, el aire nocturno quemaba al respirar y todo estaba congelado. Mucho frío. Llegamos el 31 de diciembre y los siguientes 5 días nevó copiosamente. Los arcenes tenían 1 metro de nieve y los quitanieves trabajaban constantemente. Por lo tanto casi no había sitios donde parar el coche para bajarse y hacer fotos.
Así que había que adaptarse a la situación. Decidimos que uno debía bajar del coche, el otro continuar conduciendo a baja velocidad y después de un tiempo más que prudencial, dar la vuelta para recogerlo. Inicialmente me supuso una gran frustración, hasta que haciendo de la desgracia una virtud, decidí seguir ampliando el trabajo de las fotos en movimiento, en esta ocasión me dediqué a hacer las fotos mientras conducía. El coche pondría el movimiento que antes imprimía a mano. Circulaba a 30 o 40 km por hora o a menos en cuanto podía; sostenía a pulso la cámara con un 70-200 y disparaba por la ventanilla, a través del parabrisas … Un trabajo de impresiones visuales aderezado con un porcentaje elevado de aleatoriedad en el encuadre. Lo disfruté mucho. El tamaño de las imágenes se corresponde más o menos con el de la pantalla de la cámara, emulando lo que veía y tomaba de referencia para hacer los ajustes de velocidad y diafragma y decidir los motivos a fotografiar.